18/03/2015
Con una importante participación, este domingo 8 se desarrolló la caminata “Buscando huellas y senderos”, en recordación por el día Internacional de la Mujer.
Bajo la coordinación general del Prof. Jesús Maza, y con Laura Corzo, Jesica Carrizo y Vicky Ovejero como responsables, la misma se efectivizó “en adhesión al Proyecto Mundial de la OMS y la IAAF, contra la obesidad, sedentarismo, tiranía de las pantallas. Alianza estratégica de la IAAF con actividades en la naturaleza y aire libre, que permite a las personas reencontrarse con su interior” señalaron desde la Agrupación de Veteranos “Pedro Arias”.
Prosiguiendo, indicaron: “Días como el 8 de marzo, importantes, si los hay. No es casualidad que la primera caminata por cerros haya sido llevada a cabo en coincidencia con la fecha. Fecha que marca un antes y un después para la historia internacional. En que se celebran los logros alcanzados en la lucha por la igualdad de la mujer, tanto a nivel político, como económico y social. Es también un día reivindicativo en la agenda feminista en el que se recuerdan los hitos alcanzados y los retos pendientes: desde conseguir la igualdad salarial a erradicar la violencia contra la mujer, etc.”.
De esta manera, “no es mera coincidencia de que un gran número de mujeres atletas, caracterizadas por su tenacidad, fortaleza, valor, solidaridad, luchadoras, osadas, compañeras, trabajadoras, etc. se hicieran presentes para encarar las montañas y horas de caminata. Es así, que el día comienza entusiasmado y alegre, con gran concurrencia de deportistas de todas las edades, y del gran compañero y custodio canino del Profe Jesús Maza, comenzaron a concentrase a las 8 de la mañana en el Dique El Jumeal, arribando en su mayoría ya en el Km. 17”.
Continuando, señalaron: “Luego de los saludos de buenos días, surge espontáneamente la foto del ‘antes’, al principio todos con las sonrisas entusiasmada, lo que sería para muchos la llegada de una nueva experiencia, un nuevo desafío. Comienza puntual a las 9 horas, a buen ritmo el ascenso, sonrisa que, durante el cuesta arriba se iba desdibujando. Pero no fue impedimento para entablar charlas, anécdotas, risas y a medida que se avanza comienza a divisarse desde las alturas los bellísimos paisajes, vegetación, nubes y montañas del cordón del Ambato, dejando a más de uno enamorado del imponte Cerro El Manchao (4.550msnm), sacando fotografías a cada paso, respirando el aire puro, donde cada pisada se piensa, se olvida del tiempo y se cargan las energías que nos dan nuestras bellísimas montañas catamarqueñas”.
Igualmente, se remarcó: “Entre las diferentes charlas, cada una se destaca, ya sea por aportes desde su profesión, o acertadas preguntas y sugerencias de aquellos que por primera vez vienen, otros a modo de sentimiento personal lo que significa la vida en la naturaleza y el ambiente de convivencia. Otras apreciaciones fueron tales como las de expresar lo diferente que se siente al estar en ese estado de naturaleza, siendo algunos su segunda experiencia y para otros ya una más de varias, pero que cada es una muy particular, así puede ser que hoy la nieve, mañana el frio, después la lluvia o neblina… nunca te das con lo mismo de modo que se va descubriendo nuevas emociones al salir de esta vorágine de la ciudad. Y como no podía faltar, el ‘profe’ Jesús Maza con sus tan ricos relatos sobre montañismo”.
El relato prosiguió expresando: “A pesar de ser un grupo numeroso, la solidaridad entre los caminantes se hizo presente, sin distinción de género, ni edades, solo como la naturaleza puede igualar a todos ante idénticas situaciones, el ofrecimiento de ayuda constante y compañerismo siempre estuvo. Los hombres, excelentes caballeros en la montaña… de vez en cuando un desafío a una dama: una carrera o pique corto por las verdes emplanadas”.
Del mismo modo, recordaron que “luego de 3 horas aproximadas de caminata en ascenso, comienza ya a verse a metros la cumbre de las Sierras Coloradas, la ciudad queda atrás, lejos como pintada en el horizonte y el llano en el que los atletas no pudieron contra ellos y comenzó el trote en las alturas, trote que fue cual niño corriendo en libertad, con risas y bromas, mientras que otros optaron por continuar el trekking y disfrutar del paisaje de otra manera, a ritmo lento, llenando sus pupilas con los diferentes colores que nos ofrece nuestra tierra y de un cóndor que vigilaba desde los cielos”.
Luego, se detalló que “a metros, la apacheta y la cumbre. Y allí no podía faltar la foto y la ofrenda a la Pachamama, esa piedra en la apacheta y la ofrenda significativa de cada uno. Estaban los que saben de este rito y los que lo van aprendiendo, allí quedaran un pequeño rosario, una piedrita, una moneda, piedras multicolores, un sueño escrito en un papel, etc. Luego el descanso, de avistar desde lo alto los diferentes relieves de los cordones montañosos, de un lado el Ambato, el cerro el Crestón, El Pabellón, también el Mogote del Carrizal y del otro el Fariñango, el Gracián y el Ancasti, observando esos desniveles con recuerdos que quedaron allí, también luego de disfrutar del viento cumbreño, las nubes que comenzaban a tapar el sol, ‘los mil distintos tonos de verde’ – como dice la zamba ‘Paisajes de Catamarca’- , otros dejaban plasmado en el libro de cumbre su nombre, día y reflexión, un deseo e inicia el descenso”.
En la parte final, se pormenoriza: “Bajada de pendiente pronunciada, no podía faltar los que comenzaron a bajar en ‘culi patín’, uno que otro caer sentado hasta hallar el equilibrio, así comienza la vuelta hasta el Km. 26 de la Ruta Nº4 y una vez llegado el asfalto y con la ansiedad propia del querer llegar, fruto del cansancio de horas de caminata, sumado al amor por el trote, la mayoría de los atletas emprendieron el regreso por la ruta marcando un ritmo suave en cuesta abajo, con el afán de arribar lo más pronto posible hacia la concentración de vehículos. Algunos antes y otros, minutos después, fueron llegando uno a uno, ya con una sonrisa cansada pero claramente de satisfacción por haber cumplido con el objetivo, e incurrir en esta nueva experiencia de la vida en la naturaleza, de ser parte de la misma y escuchar ese idioma de la montaña que se lo entiende una vez que llegamos hasta allí”.
Y se concluyó, señalando: “Así surgió el balance final entre charlas agotadas del recorrido, a pesar de los dolores propios de las largas horas de caminata bajo el sol pero sin duda la felicidad inunda. Ya siendo las 14 horas aproximada, del día domingo y como se dice ‘toda expedición comienza desde que salimos de casa y termina una vez que llegamos’, se emprende el feliz regreso, a sus respectivas destinos”.