A la edad de 80 años, el profesor Hugo Mario La Nasa , presidente de la Confederación Argentina de Atletismo (CADA) y que se encontraba actualmente bajo licencia, falleció este sábado 13 en la ciudad de Concepción del Uruguay, en la provincia de Entre Ríos, su lugar de nacimiento.
La CADA , en su sitio oficial, destacó la figura de La Nasa con un texto que a continuación reflejamos.
Adiós, querido Hugo La Nasa
En "su" amada Concepción del Uruguay -la ciudad donde siempre vivió, trabajó y acunó tantos sueños- el profesor Hugo la Nasa nos ha dejado. Uno podría extenderse en un "currículum" pleno de realizaciones, y en describir un aporte incomparable a nuestra historia atlética. Pero lo que las crónicas ni las palabras no alcanzarán a cubrir es la dimensión humana de lo que significó Hugo para nosotros, su entrega permanente, su espíritu de cooperación con todos (desde le más humilde hasta el consagrado) y su vocación por ayudar, su apertura hacia "lo nuevo" sea en lo social, científico, cultural o deportivo. Pasaban los tiempos, pero siempre ese espíritu lo mantenía abierto a las inquietudes de las nuevas generaciones y a incorporar las ideas renovadas, vitales.
Hugo La Nasa fue el primer profesor de Educación Física egresado en Concepción del Uruguay, simultáneamente con su egreso del secundario. Y con apenas 17 años, en 1945, impulsó la creación del Centro de Educación Física en dicha ciudad del corazón entrerriano. Desde entonces fue el "motor" de la actividad deportiva en Concepción y, también, en toda su provincia. Por ejemplo, se desempeñó como entrenador y dirigente en el básquet y en organismos deportivos provinciales. Claro que el atletismo era su pasión y junto a un grupo de colaboradores que le acompañó casi hasta nuestros días llegó a convertir a Concepción del Uruguay en uno de los principales centros de la actividad a nivel nacional: construcción de pista, organización de Campeonatos Argentinos y Sudamericanos, "campus" de entrenamiento para los seleccionados provinciales y nacionales, sede de la Confederación y de sus principales eventos directivos... Una tarea que inició a mediados de la década del '50 y que tomó mayor impulso desde 1979, cuando La Nasa fue elegido presidente de la Confederación Argentina de Atletismo (luego de haber desempeñado la vicepresidencia en las dos temporadas anteriores).
La personalidad de Hugo, su disposición para atender a todos -desde el más consagrado hasta el más humilde- su atención personal, su vocación y su cultura, hicieron de él un referente obligado en la ciudad que tanto quería. Caminar por Concepción es cruzarse a cada instante con un ex discípulo de las enseñanzas que, en las clases o en las pistas, Hugo La Nasa iba dejando. Esa misma personalidad lo llevó a los centros atléticos de todo el mundo: bajo su presidencia, volvió a colocar a la Argentina en el mapa de las competencias internacionales (aprovechando el nuevo "envión" y la profesionalización de la IAAF desde la década del '80). El atletismo argentino se integró a todas las competencias sudamericanas, panamericanas e iberoamericanas, y el propio La Nasa fue uno de los impulsores del resurgimiento de la Asociación Iberoamericana desde 1983. Y aunque ocupó cargos en casi todas las organizaciones -desde comisiones de la IAAF hasta puestos ejecutivos en Consudatle y AIA, entre otras- nunca le quitó el foco a su pasión mayor: el atletismo argentino.
Y allí acompañó e impulsó tanto a las manifestaciones masivas (Juegos Provinciales, el boom de las carreras de calle) hasta el apoyo a los atletas de elite. Esos mismos atletas, de las distintas generaciones, podrán dar testimonio del respaldo que recibieron desde la casa de Hugo, procurando aportarles el mejor destino para su preparación, los centros técnicos más avanzados, la infraestructura, el respaldo económico o los aportes de los mejores entrenadores que se podían conseguir. Así, la Argentina tuvo -y tiene- presencia en el mapa internacional del atletismo.
Pero fue labor fue aún más intensa, incansable. Con los equipos de dirigentes y colaboradores que nucleó a su alrededor, le dotó a la Confederación Argentina de un espíritu federal, llevando la práctica de nuestro deporte hasta los últimos rincones de la inmensa geografía nacional. Promovió una de las necesidades más postergadas, como eran los equipamientos técnicos y la infraestructura (recordemos que en 1979 nuestro país no contaba con pistas sintéticas, y tenía dos apenas diez años más tarde). Gestionó como sede para la Argentina de numerosas competencias internacionales y, principalmente, la instalación del CRD en Santa Fe, vital para estos años de mejoría técnica que está disfrutando el atletismo sudamericano. Estas últimas décadas fueron claves en la organización del atletismo argentino, que cuenta con un calendario fijo y estable de competencias (Campeonatos Nacionales, Copas Nacionales surgidas desde 1990 y meetings). Básicamente, adecuando a nuestro atletismo al standard organizativo que hoy tienen las mejores federaciones del mundo. La Nasa también fue un impulsor de todos los encuentros y organizaciones que hacen al quehacer atlético: dirigentes, entrenadores, jueces, atletas.
Desde su hermosa y añeja casa en el centro de Concepción realizó una incansable tarea de documentación, recopilando y organizando toda la historia (hasta en sus mínimos detalles) del atletismo argentino. Era la fuente de consulta cotidiana. Y a la vez, fue un formidable impulsor de la difusión del atletismo, promoviendo las publicaciones de todo tipo, desde los anuarios argentinos y sudamericanos hasta historiales de eventos, ya sea con libros que hoy significan reliquias como en los boletines habituales que él mismo elaboraba.
En esta hora del adiós, el atletismo argentino le ofrece el más profundo y emocionado homenaje, el agradecimiento intenso por tan hermosa y valorable obra. Y acompaña a su esposa, Yolanda, y las tres hijas en ese mismo adiós.
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